Los Gatos y La Peste Negra

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La Historia de Cómo el Miedo Cegó a Europa.

La Peste Negra, también conocida como la Gran Peste, fue una de las pandemias más devastadoras de la historia. Entre 1347 y 1351, la enfermedad acabó con aproximadamente un tercio de la población europea, generando caos y un miedo profundo entre los sobrevivientes. En medio de esta devastación, los gatos, que hoy son venerados como compañeros adorables y cazadores de plagas, fueron injustamente condenados y jugaron un papel crucial, aunque inadvertido, en la propagación de la peste.

El Rol de los Gatos en la Europa Medieval

Antes de la llegada de la Peste Negra, los gatos tenían un papel ambivalente en la sociedad europea. Por un lado, eran vistos como útiles para controlar las poblaciones de ratones y otras plagas en las casas y graneros. Pero por otro lado, desde la Edad Media temprana, el cristianismo europeo asociaba a los gatos, especialmente a los negros, con supersticiones oscuras, brujería y el demonio.

En gran parte de Europa, los gatos fueron objeto de persecución debido a la creencia de que estaban vinculados con prácticas paganas y hechicería. Incluso, el Papa Gregorio IX, en 1233, emitió una bula papal, Vox in Rama, en la que se condenaba a los gatos, particularmente a los gatos negros, como símbolos de herejía y satanismo. Esta condena fortaleció la creciente animosidad hacia los felinos, y su población comenzó a disminuir a medida que las personas los cazaban y mataban.

La Peste Negra y el Temor a los Gatos

Cuando la Peste Negra comenzó a extenderse rápidamente por Europa en 1347, los habitantes medievales, incapaces de entender la verdadera causa de la enfermedad, buscaron culpables. La falta de conocimiento científico en esa época llevó a la proliferación de teorías supersticiosas sobre la causa de la peste. Algunos culparon a los judíos, acusándolos de envenenar pozos, mientras que otros veían en los gatos y en las supuestas brujas los responsables de la propagación de la enfermedad.

La Iglesia, que ya veía a los gatos con desconfianza, alentó la caza de estos animales, ya que se pensaba que estaban en alianza con el mal. El resultado fue una matanza masiva de gatos en muchas partes de Europa. La ironía, sin embargo, es que al reducir drásticamente la población de gatos, los europeos desataron un problema mucho más grande.

La Verdadera Causa de la Peste: Las Ratas y las Pulgas

Hoy sabemos que la Peste Negra fue causada por la bacteria Yersinia pestis, que se transmitía a través de pulgas que vivían en las ratas negras (Rattus rattus). Estas ratas prosperaban en las ciudades y pueblos medievales, debido a las malas condiciones sanitarias, y eran los verdaderos portadores de la peste.

Con la población de gatos diezmada, las ratas se multiplicaron sin control, lo que permitió que la plaga se propagara aún más rápidamente. Sin los gatos para controlar la población de ratas, las ciudades medievales se convirtieron en un caldo de cultivo para la enfermedad. Es paradójico, pero al cazar a los gatos, las personas medievales contribuyeron, sin saberlo, a la expansión de la misma plaga que tanto temían.

El Regreso de los Gatos y la Lenta Recuperación

A medida que la peste continuaba devastando Europa, algunas comunidades comenzaron a notar que aquellas donde los gatos no habían sido exterminados por completo parecían estar menos afectadas. Esto llevó a una lenta pero gradual rehabilitación de la imagen de los gatos en algunas regiones, donde volvieron a ser valorados como cazadores naturales de ratas.

Sin embargo, la verdadera recuperación de la reputación de los gatos en Europa no ocurrió hasta siglos después. Las supersticiones medievales persistieron durante un tiempo, y los gatos siguieron siendo vistos con recelo en muchas partes de Europa. No fue hasta la Edad Moderna, con el avance del conocimiento científico, que se entendió completamente el papel crucial de los gatos en la lucha contra las plagas.

Conclusión: Lecciones de la Historia

La historia de los gatos durante la Peste Negra es un recordatorio de cómo el miedo y la ignorancia pueden llevar a decisiones equivocadas con consecuencias catastróficas. Los gatos, que podrían haber sido aliados en la lucha contra la peste al mantener bajo control la población de ratas, fueron perseguidos por supersticiones infundadas. Irónicamente, fue la ausencia de estos animales lo que permitió que la peste se extendiera aún más rápidamente.

Hoy en día, nuestros compañeros felinos son valorados y amados, y aunque ya no necesitamos depender de ellos para controlar plagas de la misma manera, es importante recordar su papel histórico. La Peste Negra no solo cambió el curso de la historia humana, sino que también nos enseñó una lección valiosa: cuando ignoramos la lógica y la razón en favor de la superstición, podemos agravar nuestros propios problemas.